Facundo Díaz Acosta tuvo un cambio de vida hace un año al ganar el ATP 250 de Buenos Aires. Desde entonces solo ha pasado por experiencias nuevas en su carrera: desde debutar en abril en el Top 50 del PIF ATP Rankings o sumar en el US Open una primera victoria de cuadro principal de un Grand Slam.
Pero las nuevas alturas no intimidan al argentino de 24 años. Siempre está dispuesto a volar más alto, con todo lo que eso pueda implicar, y quedó claro en esta entrevista sobre su estilo de vida nómada.
Antes de empezar la defensa de su título IEB+ Argentina Open, el actual No. 70 del mundo recordó la ocasión en la que viajó más de 40 horas desde Egipto con tal de jugar una fase previa de un Challenger en Chile. O cuando empacó dos zapatillas derechas para un torneo…
¿Qué cosas no relacionadas con tenis siempre llevas en tus maletas?
Auriculares para los vuelos. ¡Son esenciales! El mate también lo llevo a todos lados. Para mí es una compañía más. Tampoco dejo la tablet para ver series y películas. Me gusta para distraerme un poquito.
¿Alguna vez se te ha olvidado algo imprescindible en tu maleta?
Una vez fui a jugar una qualy de un ATP 250 en Argentina, en Córdoba. Fue hace un par de años. Me acuerdo que venía de otro torneo en Chile, y pasé poco tiempo por mi casa en Buenos Aires. Dormí como tres horas, y en ese tiempo armé la maleta y la volví a armar. Y metí dos zapatillas derechas. ¡Y solo me di cuenta al llegar al torneo!
¿Y qué hiciste?
Mi entrenador, por suerte, calza lo mismo que yo, y me dio una zapatilla izquierda. ¡Él me quería matar! Yo me asusté un montón, imagínate yo a punto de ir a jugar y cuando me voy a poner las zapatillas, solo tengo dos para el pie derecho. Por suerte, estaba a cinco horas de casa y fue fácil hacer que me manden las zapatillas correctas para el próximo partido.
¿Cuál es tu ciudad favorita del tour?
Buenos Aires. Y Madrid porque, para mí, es muy parecido a Buenos Aires por la gente, la comida, las costumbres… me hacen sentir en casa. Y eso me parece bueno cuando viajas mucho.
¿Cuál es tu destino favorito de vacaciones?
Tengo uno, pero al que no he ido. Me gustaría ir al sur de Argentina, a Bariloche, a San Martín de los Andes, Villa La Angostura. Por lo que me cuentan y por las fotos, es divino. Me gustaría mucho conocer allí.
¿Cómo te acostumbras al jet-lag después de viajes largos?
A mí me cuesta bastante, la verdad. Me lleva un par de días acostumbrarme. Trato de no dormir siesta en todo el día, de aguantar lo que más pueda y dormirme más temprano. Porque si hago siesta, no me duermo más.
¿Cuál fue la ocasión en que te costó más acostumbrarte?
A la vuelta de Australia me cuesta mucho. Son como 14 horas de diferencia en relación a Buenos Aires. Durante cuatro o cinco días en casa, me la paso durmiendo como dos o tres horas en la noche. Y en el día soy un zombi.
¿Cómo proteges tu cuerpo durante vuelos largos?
No hago nada en especial. Solo duermo. Y bastante, por suerte. Y cuando estoy despierto, solo intento distraerme viendo algo en la tablet.
¿Cuál ha sido tu historia de viaje más loca?
Fue poco después de pandemia. Yo estaba jugando unos Futuros en Egipto. En ese momento era el único lugar al que entraba por ranking. Pero me acuerdo que entré a último momento a una qualy en unos Challengers en Sudamérica. Y fui de Egipto hasta Concepción, pasando primero por Turquía y Santiago. Fueron 40 horas de vuelo. Y llegamos y a los dos días tenía que jugar. Con el jet-lag y el vuelo, estaba destrozado, perdí en segunda ronda de la ‘qualy’. Fue una de las historias más locas que tuve. Pero suele pasar, viste cómo es esto. Entrás a un torneo mejor y querés ir como sea. Y así pasa todo el tiempo.
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